Segunda oportunidad

Bueno, bueno. ¡Lo que os tenemos que contar!. Llevábamos semanas pensando en el disfraz de Carnaval y este año estábamos sin ideas. Los requisitos eran claros e irrenunciables: tenía que ser original y, por supuesto, hecho por nosotras de principio a fin. Así lo hemos hecho todos los años y éste no podía ser menos.

El problema era que nos quedamos sin ideas, nos quedamos en blanco y no había manera de romper el bloqueo. Y, de repente, ¡zas!. Lo vimos claro: de segunda oportunidad.

Buscamos en nuestras casas y en la de nuestros amigos y, como siempre, descubrimos que hay muchas cosas a las que alargarles la vida. Las bolsas de plástico nos sirvieron para hacer flores y confeccionar el vestido; los rollos de papel higiénico para hacer un tocado que decoramos con trozos de tela, corchos de botellas y tiras de camisetas; una caja de croissants nos sirvió para hacer un bolso de lo más elegante y una botella de yogurt nos para hacerle una flor decorativa; gafas de alambre tipo azafatas ochenteras del Un, Dos, Tres y... ¡listas para salir a la calle!

No os imagináis cómo triunfamos. ¡Hasta se hicieron fotos con nosotras!. Si es que las segundas oportunidades siempre fueron buenas...